18 marzo 2011

Capitulo III "La invitacion" parte I

Ha pasado tiempo y todo marcha bien, siguiendo su curso natural. En el Instituto me esta yendo muy bien por suerte y eh forjado una buena amistad con Rocío, como lo había previsto o quizás  deseado desde el primer día que nos hemos visto. Su amista me ha permitido desenvolverme mejor en la ciudad, conocer más gente y no sentirme sola. Lo cual no quiere decir que me halla olvidad de Avril y Celina, obviamente sigo extrañándolas y esperando poderme tomar unos días para ir a visitarlas a ellas y a mi familia, pero con Rocío las cosas se me han hecho un poco mas livianas en este tiempo.
Como todos los días llego al Instituto. Asisto a las clases asignadas para el día.  En la última, día me siento junto a Rocío cerca de una ventana que da a la calle. Desde allí puedo observar los últimos segundos del atardecer antes de que se esconda por completo el sol. Esta de un color anaranjado anunciando que mañana el día estará con una temperatura agradable después de tanos días de frio que hemos pasado.
En medio de la clase,  ella me escribe en la hoja de mi cuaderno:
-El sábado voy a festejar  mi cumpleaños, ¿quieres venir?
- Bueno dale, decime donde y a que hora- le conteste
- La fiesta será  en mi casa, pero luego te explico mejor.
En ese preciso momento el profesor anuncia la finalización de la clase, asique tomamos nuestras cosas y salimos del aula. Atravesamos el pasillo hasta la puerta de salida. Ya no queda nadie, al parecer somos la última clase que queda en el Instituto.
En el campus todo esta bastante oscuro, hay muy pocas luces en el camino y no iluminan mucho que se diga. Asumo que, a pesar de que ya han pasado varios meses de que han comenzado las clases y me toca transitar el mismo sendero, todavía siento temor de atravesar este lugar, todas las noches tengo la sensación de que alguien me vigila y más aun en los días que Rocío no asiste a clases y debo regresar sola. Esas situaciones me ponen muy nerviosa, sentir que continuamente estoy siendo observada me altera. Si tan solo supiera, o siquiera pudiera ver el rostro de esa persona que me observa, seria distinto, con eso no quiero decir que sea bueno o malo, pero me exaspera cada vez que siento la mirada sobre mí y que al darme la vuelta para poder ver quien esta nunca llego a ver nada.
Rocío  se ofrece a llevarme hasta mi casa ya que en esta ocasión ha venido en coche, no desprecio su ofrecimiento pues hoy me eh cansado mas de lo común en el trabajo y  no tengo aliento ni para caminar hasta la parada del colectivo. Caminamos hasta el estacionamiento de donde debe retirar el coche, el modelo no es tan actual, será de hace unos seis años atrás, pero esta impecable; en el paragolpes y el porta equipaje tiene anexado accesorios de lo que se conoce ahora como “Tuning”, también el fue color seguramente elegido por ella por que tiene un color rosa pero engamado con diferentes tonalidades. Subimos al mismo.  En el interior los tapizados están en negro con detalles en fucsia. Y del equipo de sonido ¿Qué decir?, ¡es impresionante!, la radio es de ultima tecnología, tiene entrada para cualquier sistema de memoria, todas las teclas se iluminan en la oscuridad, los parlantes de color negro metalizado están situado en la parte trasera del auto, saliendo del porta equipaje. No puedo evitar elogiarle el coche, ella se siente orgullosa del resultado que logro y sin titubear me dice que cuando yo tenga uno me ayudara a acondicionarlo como yo lo prefiera.
En el camino a casa ella me cuenta que realizará la fiesta  en su casa, advirtiéndome que queda un poco alejado y es conveniente que valla en coche y evada la opción de ir en colectivo. Se ofrece a irme a buscar pero le respondo que no es necesario, que pediré un taxi, no quiero importunarla, seguramente tendrá muchas cosas que hacer y deberá estar presente para recibir a los invitados.
Extiende su mano hasta la radio y sube el volumen mientras exclama ¡me encanta esta canción!, ¿A ti no?, le respondo que si con un tono poco plausible porque debo admitir que a pesar de que sea una bella canción, ¡ya estoy fastidiada de escucharla todos los días por la radio en mi trabajo, y no solo una vez al día, sino cada vez que un programa nuevo comienza porque es la canción del momento y todos la ponen en su repertorio! Simultáneamente presionan un botón de entre tantos que se encuentran en un tablero debajo de la radio, con lo cual la capota comienza a descender lentamente hasta abrirse completamente.
Ella se deja llevar por la euforia de la canción, agita su cabeza de un lado al otro, su cabello se revuelve, canta tan fuerte que hasta llega a gritar, mueve todo su cuerpo al compás de la canción, como si la hubieran hechizado o hipnotizado e ingresado a un estado de trance. No puedo evitar mirarla con temor ya que pareciera que le presta más atención a la música que a observar el camino y al contrario que ella me encuentro estática en mi lugar, llegando casi al pánico al ver como rebasamos los coches a muy corta distancia y ella pareciera ni percatarse de la situación.  Mira hacia mi dirección y al verme en que estado me encuentro me pregunta con simpatía:
-¿Que te sucede? ¡Pareciera que tuvieras miedo!
-Sinceramente sí lo tengo, te veía tan feliz con la música, pero  no le prestabas mucha atención al camino.
-Tienes razón, a veces me posesiono tanto con algo que me olvido del resto del mundo, de todos modos no te preocupes que tengo muy buenos reflejos algo como – calla un segundo- como un don podría decirse.
En silencio se acomoda correctamente en su lugar, siguiendo el resto del camino escuchando la música.

1 comentario:

  1. Me gusta muchoooo :)
    Un beso guapa, sigue asi, que me encanta!
    Ya te sigo, me sigues? :D

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